Se alejó de los dos y se sentó en la silla de la esquina que la amante prometida usó antes. Se relajó y vio a los dos hacerlo. Stella parecía disfrutar chupando los senos de la amante.
"Ahora entiendo por qué a los hombres les gusta follarme el pecho. ¡Si tuviera una polla, me follaría estos senos cualquier día!" Stella dijo con una sonrisa.
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