Las decisiones son las pautas de la vida, son las que marcan el destino y lo moldean a nuestra preferencia, pero ¿Qué pasa cuando la mayoría de las decisiones que tomamos, aún creyendo que son buenas, nos dañan los planes? Avery Montgomery tomó una decisión que la dejó casi indigente, pero ahora, nuevamente, la vida le da la opción de arreglar su situación. Lo que Avery no sabe es que esa no es la única decisión vital que deberá tomar. La pelirroja ve una salida en aquél anuncio en el periódico, pero, cuando sus sentimientos se ven comprometidos, la joven de veinte años tendrá que ingeniarselas para no cometer el mismo error dos veces. Jonathan Smith no quiere saber de amores, el chico de veintidós solo quiere hacer dinero y enfocarse en su crecimiento. Su debilidad son las pelinegras y, aunque hay momentos en los que busca liberación sexual, un interés amoroso no es su prioridad. Ambos tienen dos objetivos distintos; Avery, necesita enamorar al hijo de su jefe para no morir de hambre, y Jonathan, él intenta huir de ese falso amor.