Bernardino pensó para sí mismo: «Estoy seguro de que no podrás convencer a Hermila de que venga aquí. Prepárate para arrodillarte y ladrar como un perro después si pierdes. Seguro que Penélope se sentirá profundamente avergonzada de eso. Y cuando se sienta asqueada por ti, entonces será mi oportunidad de perseguirla». Nataniel se rio y dijo:
—Aunque quieras reconocerme como tu padre, no quiero tener un hijo como tú. ¿Qué tal esto? Si pierdes, en lugar de arrodillarte y llamarme padre, ¿por qué no te arrodillas, ladras como un perro y luego te vas arrastrando?
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