Santos dirigió a todo su pelotón y marchó hacia la cafetería con vigor y amenaza. Acababa de recibir la noticia de que alguien de la Familia Córdova pretendía lastimar al Gobernador Militar en Jefe. Al escucharlo, reunió de prisa a tres mil hombres y despertó su furia sanguinaria para acudir a donde se encontraba la Cafetería Cronosfera. Justo cuando estaba a punto de asaltar la cafetería, sonó su teléfono.
Santos se detuvo e hizo una señal a sus hombres para que hicieran lo mismo. El número de su teléfono pertenecía al Capitán de la Guardia Nacional. Santos se apresuró a contestar. La voz furiosa de César Díaz llenó sus oídos.
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