Diosdado se puso pálido al instante y su sudor goteaba. Nataniel anunció con crueldad:
―Diosdado Palmas, eres un servidor público, pero no te preocupas en absoluto por el bienestar de la gente. Una empresa local logró por fin un gran avance en el tratamiento del cáncer y recibió el reconocimiento mundial en el campo de la medicina. En lugar de celebrar el éxito de nuestro país, tu ayudaste a un extranjero en su esfuerzo por robar los frutos del trabajo de nuestro pueblo. El Gobernador Militar en Jefe está muy decepcionado de ti.
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