Fausto se quedó estupefacto al ver aquel caballo.
—Es un caballo que me vendió un tratante de caballos de Eurasia. Al parecer, es un caballo salvaje que capturó en las fronteras de Eurasia. Tiene un carácter feroz. Aunque tiene potencial para convertirse en el rey de los caballos de carreras, ni siquiera el mejor entrenador de caballos que tengo aquí fue capaz de domarlo. El caballo estuvo a punto de morir por el entrenamiento, y acabó perdiendo peso hasta que pasó de ser una bestia musculosa a este estado de delgadez. Aun así, se negó a someterse. —Fausto miró a Nataniel con el ceño fruncido—. Señor Cruz, se trata de un caballo salvaje difícil de domar. Ni se le ocurra montarlo.
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